Es un punto de encuentro entre dos mundos: el del camello y el de la piragua. Los camellos bajan la sal a través del desierto, y las piraguas subían el oro por el río. Llegué allí con un encargo de National Geographic: seguir la huella de algunos antepasados nuestros, hispanomusulmanes y renegados que durante la edad media y el siglo XVI, a través del desierto, alcanzaron esas latitudes, levantaron edificios, cargaron con manuscritos y guerrearon con las primeras armas de fuego conocidas en el África subsahariana... pero esa es otra historia. Hoy es un territorio reivindicado por una confusa amalgama de tuaregs, salafistas, gentes de Al-Qaeda... que recientemente se han levantado en armas para proclamar la independencia de una tierra a la que denominan Asawad. (Reportaje en El País Semanal el 29/4/2012).
1.- Timbuctú y el desierto: nostalgia de un sueño.
2.- La curva del Níger, el corazón del río.