Notas (3) acerca de "VIAJE A LA HISTORIA": memoria de Al-Andalus

Puerta de la mezquita de Córdoba. “A comienzos del siglo X el Islam alcanza en la Península su cenit político, económico y cultural. [...] Córdoba, la capital de este mundo, irradiaba prosperidad y elegancia. Circulaba el oro con profusión, y las monedas musulmanas, saltando las fronteras del mundo cristiano, señalaban hasta dónde llegaba la influencia exacta del Islam español. [...] Al-Andalus fue, sin disputa, el estado más poderoso de Europa. Sus destellos deslumbraban a las bárbaras cortes europeas.” (J.Vicens Vives)


Valle de Ricote. Murcia. Ricote es palabra de inequívocas resonancias moriscas (así se llama en el Quijote el vecino morisco de Sancho Panza) y el paisaje y la agricultura del valle de este nombre, en Murcia, parecen transportarnos al otro lado del Estrecho. Como afirma Caro Baroja: “Marruecos puede ser comparado con la península ibérica por varias razones. Su sistema de cordilleras y mesetas, su costa atlántica y mediterránea, hasta su clima, parecen como un remedo, más pobre, de la geografía que nos es tan familiar.”


La Alhambra, desde el mirador del Albaicín. Granada. A la desmembración del imperio almohade siguieron nuevos reinos de Taifa. “Entre todos estos reinos, el de Granada será el más rico y poderoso, y se convertirá en el último foco de la cultura musulmana española. Desde el punto de vista arquitectónico, en Granada se encuentra una de las obras fundamentales del arte musulmán, la Alhambra, construida en su mayor parte a lo largo del siglo XIV. La Alhambra era, en principio, una residencia real y una fortaleza.” (Valeriano Bozal)


Mercedes García en su casa de Capilerilla. Alpujarra de Granada .“Hemos de preguntarnos por qué en la Alpujarra y Almería se han seguido haciendo las casas con arreglo a una tradición morisca y no con arreglo a la tradición de los repobladores. [...] Después de la sublevación de La Alpujarra dicen los historiadores más autorizados que hubo un cambio completo de poblaciones [...] Pero a comienzos del siglo XIX, y pese a todo lo dicho sobre repoblaciones, existía la tradición de que en algunos pueblos alpujarreños quedaban familias de reconocido linaje morisco.” (J.C.B.)