Hace casi ocho años, en 2010, un grupo de fotógrafos, entre los cuales me encuentro, nos vimos obligados a proceder judicialmente contra un individuo que intentó sacar a la venta, a través de una casa de subastas de Barcelona, un lote de fotografías de nuestra propiedad obtenidas fraudulentamente, Incluso se utilizaron nuestros nombres e imágenes en el catálogo sin empacho.
Por medio de nuestra abogada, Marisa Castelo (sin cuya meritoria y generosa actuación nada habría sido posible), hemos logrado una sentencia favorable en todos y cada uno de sus puntos, que, además y según ella nos indica, supone un verdadero hito en la jurisprudencia española sobre este tema (Juzgado de lo Penal nº 2 de Barcelona, sentencia 170/18 de 03/04/18).
Y creemos que es de especial relevancia no sólo
para nosotros, sino para toda la profesión. Este acto de justicia es, por tanto, motivo
de satisfacción para todos.
Tanto por la complejidad del asunto como por la importancia de la sentencia, os invito a leer un resumen en este enlace.
Por degracia, finalmente el acusado recurrió y esta pionera sentencia fue "tumbada" por la Audiencia Provincial de Barcelona. Como acostumbraban decir en mi casa, "¡Qué poco dura la alegría en casa del pobre!"