En este trabajo he querido
fotografiar en los mismos escenarios donde el escritor (tantas veces eclipsado
por su propia creación, don Quijote) gastó sus días y donde soñó muchos de sus
personajes; caminos y lugares que abarcan buena parte de la península ibérica y
parte del mundo mediterráneo: Italia, Grecia, Túnez, Argelia..., siempre atento
a las gentes humildes y a las rutas alejadas de los centros de poder. De Cervantes
bien podría decirse lo mismo que él puso en boca de su personaje, el Licenciado
Vidriera: "yo no soy bueno para palacio, porque tengo vergüenza y no sé
lisonjear".
El reto era enfrentarme
sin reservas, una vez más, a la difícil y apasionante relación que se establece
entre imagen y palabra, entre fotografía y literatura, siempre sobre la base de
la importancia que, como fotógrafo, concedo a la idea de huella frente a la de
aura, es decir, a buscar esa revelación o "aparición de una cercanía, por
lejos que pueda estar lo que la dejó atrás", en palabras de Walter
Benjamin.
Tanto la exposición Miguel de Cervantes o el deseo de vivir, como el libro del mismo título, son
fruto de la colaboración entre Acción Cultural Española (AC/E), el Instituto Cervantes
y Ediciones Anómalas, con ocasión del 400 aniversario de la muerte del
escritor en 2016.
Exposición en Madrid: sala del Itto Cervantes, calle Alcalá 49 (del 16/12 al 1/5/2016) e itinerante por distintos países y ciudades españolas.