En septiembre de 2010 hice una entrada en este blog que titulé "un hombre bueno", en recuerdo de José Antonio Labordeta y parafraseando ese verso de Antonio Machado que hablaba de sí mismo: "Soy, en el buen sentido de la palabra, bueno." Y es en lo primero que he pensado hoy, 21 de marzo de 2015, cuando me he enterado por la prensa de la muerte del querido
Moncho Alpuente. (
...que la tierra te sea leve). Moncho fue un hombre bueno, que vivió con esa libertad e independencia en las que tanto creía y, sobre todo y lo que es más raro hoy día, sin darse importancia (cuando otros, con tan pocos méritos en comparación con él, se dan tanta).
De las veces en las que coincidimos por trabajo, que dieron pie a una sincera amistad que acaso yo no cultivé como merecía (...gastamos la vida en lo accesorio y no en lo que importa), sin duda los dos reportajes que hicimos en Armenia y Azerbaiyán en 1999 y 2002, para El País Semanal, ocupan un lugar especial. Sirva como testigo una multitudinaria y "triunfal" conferencia a dúo, a nuestro regreso, en la Sociedad Geográfica, con sus historias y mis imágenes... ¡Y el atracón de auténtico caviar del Caspio que nos dimos en mi casa (gracias a su generosidad al cargar con él, que no a la mía), mientras veíamos las fotografías en compañía de su querida Chari y de mi familia!.
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Armenia, 1999. Moncho en el "castigador" asiento trasero del Lada. |
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Armenia, Vanadzor, 1999. Moncho con Samuel al acordeón, Sara, su madre,
y otros familiares, en una "complicada" noche de camaradería e infinitos brindis. |
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Azerbaiyán, 2002. Con Moncho y Madat en la bahía de Bakú, en el Caspio. |
Por cierto, como le gustaba recordar a Moncho, en nuestro segundo viaje a la ex-URSS por fin dimos con el escondite del otrora tan cacareado "oro de Moscú"...
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¡...aquí estaba! (Trabajador azerí del algodón) |