Conocida con el nombre de VÍA NEGRÍN, la línea de tren que unía Santa Cruz de la Zarza con Villacañas, en la provincia de Toledo, fue impulsada por Juan Negrín durante la Guerra Civil con objeto de mantener la comunicación ferroviaria entre Madrid y Valencia, que se había visto interrumpida a raíz de la batalla del Jarama.
Se ideó un trazado en dos tramos: el primero (desmantelado al acabar la guerra) unía Torrejón de Ardoz con Tarancón, en la línea de Cuenca; y el segundo, por Santa Cruz de la Zarza, Villatobas, Corral de Almaguer y Lillo, enlazaba en Villacañas con la línea a Valencia y Alicante por Alcázar de San Juan. Tras la guerra, se decidió mantener en servicio este segundo tramo, por lo que se restauró y fue nuevamente inaugurado el 17 de julio de 1954. Once años después, en noviembre de 1965, la línea fue definitivamente clausurada. Hoy se sigue su trazado con dificultad y su ruina, como tantas otras, solo sirve para alimentar nostalgias.